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Mis poesías no tienen ni rima no metrica. Si encuentras alguna de ellas que tenga, enhorabuena, porque no lo hago aproposito :P
domingo, 18 de septiembre de 2011 17:24
Primer capitulo de la nueva historia
Finalmente logre escribirlo hoy ^^La historia se llama Taiyō no hansha. Lo lamento mucho si algún nombre propio suena gracioso o deprimente, os aseguro que me he devanado los sesos para encontrarlos, con ayuda de una compañera del instituto.Para haceros una pequeña idea, el nombre inicial de la protagonista era "Los" pero renuncié a utilizarlo cuando encontré el apellido Mirä (por razones obvias)
IMPORTANTE: Que la historia este escrita en primera persona no tiene que ver NADA con mi vida real. Todos los personajes que aparecen y aparecenran en la historia NO existen en la realidad
Disfrutad del primer capitulo ^^
Me miré al espejo. Mi pelo parecía ordenado, y mi vestido negro estaba perfectamente limpio. Suspiré y volví a mirar al reloj. Su gran aguja marcaba las cinco menos diez. Miré inquieta por la ventana. Nada, la calle seguía desierta. Aburrida, abrí la gran maleta que había puesto junto la puerta y volví a comprobar los objetos de su interior.
“Dos camisetas, un vestido, un par de pantalones, la bolsa de la ropa interior, el dinero de mi hucha…”-Comencé a repasar mentalmente-“el neceser, los frascos de tinte de tela negros, las gomas de pelo…”
No pude contener las lágrimas… Ahí estaban las fotos de mi padre y mi hermana... De repente sonó el timbre a mis espaldas. Me mordí el labio y corrí a responder por el interfono.
-¿Si? ¿Quién es?-Pregunté sin ningún entusiasmo
-“¿Sois la señorita Oyita Mirä?”-Dijo una señora mayor al otro lado del interfono.
-Sí, ¿Qué desea?- Pregunté, aunque me imaginaba la respuesta.
-“Venimos del orfanato del norte de la ciudad, supongo que recibió la carta que le mandamos tras la muerte de su padre…”-Respondió una voz masculina.
-Sí, estoy informada.-Me apresuré a cortar la conversación, ya volvía a notar lágrimas en los ojos.-En un par de minutos iré al coche, he de hacer la última revisión de la casa.
Me alejé del interfono e intenté acabar de revisar las cosas de la maleta, cuando oí una voz desde el interfono.
“Maldición, he olvidado apagarlo.”-Pensé y volví a levantarme.
-“¿Sabes? He oído que esa chica vio como asesinaban a su padre.”-Oí decir a la señora.
-“¿De verdad? Yo oí que su hermana había muerto en un accidente de tráfico, intentando salvarla…”-Respondió el otro preocupado.-“Creo que va a ser conflictiva…”
-“No importa, ya la domaremos. Al fin y al cabo con el dinero que ganaremos al subastar la casa podríamos hasta construir tres orfanatos más. Su padre fue un estúpido al hacer el testamento jajajajaja...”-Comenzó a reírse la mujer.
Casi sin pensarlo, golpeé el interfono, salieron unas pequeñas chipas y se fue la luz. Saqué una pequeña linterna del bolsillo y continué haciendo la revisión, con aun menos ganas de irme con aquella gente. Desde que mi padre había decidido hacer el testamento sabía que algo iba mal, pero no me podía quitar de la cabeza sus palabras:
“Algo va bien o mal desde tu punto de vista, eres tú la que decide como ver el mundo”-Me repetía cada vez que me veía, como si fuera yo la causa de todo…
Suspire, guardé todo en la maleta y miré atrás. Sabía que nunca volvería a esa casa en mi vida, pero no tenía otra opción que marcharme. Abrí la puerta y salí rápidamente, asegurándome de tener el único juego de llaves en el bolsillo. Mire el ascensor que había en frente a mí. Estaba subiendo hacia el piso más alto, el treintaiseisavo, y como yo vivía en el primero me aguardaban varios minutos de espera, por lo que me senté en el suelo a esperar que bajara el ascensor. Miré a las escaleras, pero un terrible escalofrío recorrió mi espalda y giré la cabeza el instante. Involuntariamente fije mi vista en el viejo ascensor que había al fondo del pasillo, sin uso desde hace varios años. Parecía estar en funcionamiento, y como no tenía otra cosa que hacer, me acerqué. Cuando llegué hasta la puerta, el sonido se detuvo por completo, por lo que me giré y me volví ha dirigir al nuevo ascensor. De repente, la puerta del viejo ascensor se abrió y unos brazos me arrastraron a su interior.
-¡PERO QUE DIABLOS…!-Grité asustada, mientras el viejo ascensor comenzaba a ascender.
Me giré y vi un chico de mi edad sonriendo.
-Bienvenida a un lugar sin regreso…-Dijo.
Aterrorizada vi como el ascensor subía más allá del piso treintaiseis…
“Dos camisetas, un vestido, un par de pantalones, la bolsa de la ropa interior, el dinero de mi hucha…”-Comencé a repasar mentalmente-“el neceser, los frascos de tinte de tela negros, las gomas de pelo…”
No pude contener las lágrimas… Ahí estaban las fotos de mi padre y mi hermana... De repente sonó el timbre a mis espaldas. Me mordí el labio y corrí a responder por el interfono.
-¿Si? ¿Quién es?-Pregunté sin ningún entusiasmo
-“¿Sois la señorita Oyita Mirä?”-Dijo una señora mayor al otro lado del interfono.
-Sí, ¿Qué desea?- Pregunté, aunque me imaginaba la respuesta.
-“Venimos del orfanato del norte de la ciudad, supongo que recibió la carta que le mandamos tras la muerte de su padre…”-Respondió una voz masculina.
-Sí, estoy informada.-Me apresuré a cortar la conversación, ya volvía a notar lágrimas en los ojos.-En un par de minutos iré al coche, he de hacer la última revisión de la casa.
Me alejé del interfono e intenté acabar de revisar las cosas de la maleta, cuando oí una voz desde el interfono.
“Maldición, he olvidado apagarlo.”-Pensé y volví a levantarme.
-“¿Sabes? He oído que esa chica vio como asesinaban a su padre.”-Oí decir a la señora.
-“¿De verdad? Yo oí que su hermana había muerto en un accidente de tráfico, intentando salvarla…”-Respondió el otro preocupado.-“Creo que va a ser conflictiva…”
-“No importa, ya la domaremos. Al fin y al cabo con el dinero que ganaremos al subastar la casa podríamos hasta construir tres orfanatos más. Su padre fue un estúpido al hacer el testamento jajajajaja...”-Comenzó a reírse la mujer.
Casi sin pensarlo, golpeé el interfono, salieron unas pequeñas chipas y se fue la luz. Saqué una pequeña linterna del bolsillo y continué haciendo la revisión, con aun menos ganas de irme con aquella gente. Desde que mi padre había decidido hacer el testamento sabía que algo iba mal, pero no me podía quitar de la cabeza sus palabras:
“Algo va bien o mal desde tu punto de vista, eres tú la que decide como ver el mundo”-Me repetía cada vez que me veía, como si fuera yo la causa de todo…
Suspire, guardé todo en la maleta y miré atrás. Sabía que nunca volvería a esa casa en mi vida, pero no tenía otra opción que marcharme. Abrí la puerta y salí rápidamente, asegurándome de tener el único juego de llaves en el bolsillo. Mire el ascensor que había en frente a mí. Estaba subiendo hacia el piso más alto, el treintaiseisavo, y como yo vivía en el primero me aguardaban varios minutos de espera, por lo que me senté en el suelo a esperar que bajara el ascensor. Miré a las escaleras, pero un terrible escalofrío recorrió mi espalda y giré la cabeza el instante. Involuntariamente fije mi vista en el viejo ascensor que había al fondo del pasillo, sin uso desde hace varios años. Parecía estar en funcionamiento, y como no tenía otra cosa que hacer, me acerqué. Cuando llegué hasta la puerta, el sonido se detuvo por completo, por lo que me giré y me volví ha dirigir al nuevo ascensor. De repente, la puerta del viejo ascensor se abrió y unos brazos me arrastraron a su interior.
-¡PERO QUE DIABLOS…!-Grité asustada, mientras el viejo ascensor comenzaba a ascender.
Me giré y vi un chico de mi edad sonriendo.
-Bienvenida a un lugar sin regreso…-Dijo.
Aterrorizada vi como el ascensor subía más allá del piso treintaiseis…
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