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Mis poesías no tienen ni rima no metrica. Si encuentras alguna de ellas que tenga, enhorabuena, porque no lo hago aproposito :P
viernes, 4 de marzo de 2011 20:48
Segundo cap de Kokoro no tsuki
Logré acabar el cap antes de lo previsto ^^Capítulo1
-El comienzo –
La primavera pronto comenzaría pero ninguna criatura se alegraba de eso. Todos tenían la mente en otra parte. Unos pensaban en destruir, otros simplemente en proteger. En el segundo grupo se encontraba Ekito, un joven inmortal de cabellos morenos y ojos verdes y noble familia que estaba empeñado en patrullar el bosque de su familia aunque sabía que este tenía alguna especie de protección. Unos días antes del equinoccio de primavera, en una de sus constantes patrullas, vio algo anormal. En un claro había una chica humana que parecía esperar a alguien.
“¿Que hará una humana tan lejos de las montañas donde se escoden ahora?”
De repente, notó una fría flecha en la nuca.
—No es muy aconsejable espiar, joven inmortal, y menos a simples humanos, pero te lo perdono hoy, pues estoy de buen humor. —Dijo una voz femenina detrás de él y la flecha se retiró.
Se giro sobresaltado. La dueña de la flecha era una muchacha de cabello castaño pálido y ojos del azul más claro posible. Era bastante alta y tenía una mirada tan pétrea que llegaba a dar miedo.
Cinco segundos después de las observaciones Ekito se vio arrastrado hasta el claro donde estaba la humana.
—Cuanto ha tardado, ¿dónde estaba? Le estaba esperando un buen rato. ¡¿Quién es ese?!—Dijo la humana.
— Un señorito que te estaba espiando, así que tienes que tener más cuidado. Y tú, —Dijo la desconocida girándose hacia Ekito— me vas a decir ahora mismo tus razones.
Ekito muy contrariado respondió inmediatamente:
—Soy Ekito, hijo de los señores de este bosque y no la espiaba, simplemente miraba si era un enemigo.
—Eso está mejor. Perdona no me he presentado, soy Kitsu, aunque puedes haber oído hablar de mi grupo “Estrellas de oscuridad”.
Si, Ekito había oído hablar de ese grupo, pues era muy conocido porque estaba formado por personas de distinta raza, aunque en estos momentos se decía que era solo una leyenda. Se estremeció, nunca había creído esa leyenda pero en ese momento solo la mirada de esa chica que decía llamarse Kitsu le haría creerse todas las leyendas de su familia y más. Kitsu continuó sin inmutarse.
—Pareces valiente, ¿quieres unirte a mi grupo? Así harás algo más útil que patrullar inútilmente el bosque.
Ekito dudó. Al fin y al cabo, no quería abandonar su tierra y menos aún, a su hermana. Pero sus ganas por aventuras y su deseo por proteger al mundo eran mucho más fuertes que todo eso así que al final respondió:
—Iré contigo, pero que sepas que no voy a acatar tus ordenes si no son razonables y que no pienso considerarte mi líder.
—Bienvenido al grupo, mi nombre es Iroki y como has notado soy humana.
—Me gusta esa actitud. En fin, vámonos. —Dijo secamente Kitsu.
—Pero ¿a dónde vamos? —Preguntó Ekito intrigado.
— ¿No lo sabes? Pues lo construyeron tus antepasados, aunque puede que tu familia lo haya olvidado. – dijo Kitsu con desdén—En fin, vámonos antes de que se haga de noche.
—Sí, vámonos de una vez, por favor. —Respondió la humana con entusiasmo.
Dicho esto Kitsu y la humana se dieron la vuelta y se dirigieron al este del bosque, es decir, hacia el mar.
Ekito estaba asombrado pues la humana y Kitsu recorrían el bosque como si lo conocieran de toda la vida y además cuanto más se alejaban del centro del bosque la cara de Kitsu se iba relajando. Cuando salieron del bosque casi parecía otra persona pero aun así su mirada seguía siendo severa. Asombrado se dio cuenta que se dirigían ahora hacia el norte, una zona en la que los libros de su familia decían que siempre había estado deshabitada.
Llegaron hasta un extraño cabo donde había una gran pared de roca.
Kitsu levantó la mano y la pared brilló y se abrió ante el sorprendido Ekito.
—Bienvenido a las Estrellas de Oscuridad. Espero que hagas un buen trabajo.
Tras la pared de roca se extendía un prado y al fondo había una gran cascada que formaba un reluciente lago. Entre unos árboles, apareció una muchacha humana muy parecida a la que acompañaba a Kitsu aunque ésta parecía aún más alegre y enérgica que la anterior.
—Kitsu, Iroki, por fin llegáis, pensaba que os habíais perdido, habíais sido devoradas por osos, os habíais caído por un acantilado…Pero ¿quién es ese? ¿Qué hace aquí?
—Este es Ekito, un inmortal de la familia del bosque Zul, se ha unido al grupo. Y además Arini, por favor, menos bromas ya sabes que la que se perdió y se cayó por el acantilado fuiste tú. —Respondió Iroki.
—Dejad de discutir, por favor.
—Ah, vale, mi nombre es Arini y como habrás notado soy la hermana gemela de Iroki.
—Voy a hacer una ronda por la playa norte. Id enseñándole el lugar. Volveré enseguida. —Dijo Kitsu antes de que Ekito pudiera preguntar algo.
—De acuerdo, pero no hace falta que traigas comida. —Dijeron las dos a coro.
Cuando Kitsu había vuelto a atravesar la pared de roca, ésta se cerró. Rápidamente las dos hermanas secascada.
“Bueno, las seguiré, al fin y al cabo, no tengo otra cosa que hacer“pensó Ekito mientras las humanas le explicaban los sistemas de patrullas.
—Cada persona hace cinco patrullas al día. Las patrullas diurnas se hacen por parejas normalmente formadas por Kitsu y una de nosotras. —Dijo Iroki.
—A veces las hacemos las dos juntas o, como ahora, sólo Kitsu. Las nocturnas las hace Kitsu sola ya que por alguna razón los enemigos son más fuertes durante la noche. Bueno, en realidad eso es lo que dice Kitsu cuando le preguntamos —Continuó explicando Arini.
—Ahora que has llegado tú supongo que esto cambiara un poco —Concluyó Iroki.
Las dos hermanas giraron hacia una abertura en la pared de roca. Cuando entraron, Iroki volvió a hablar.
—Si avanzas un poco y tuerces a la derecha encontraras a un lado la cocina y al otro la biblioteca. Atravesando la biblioteca llegaras a una habitación con varias estanterías con botes, unas tres camas y una obertura en el lado que da al mar. Esta habitación es la enfermería, la usamos pocas veces pero Kitsu la tiene llena de distintos potingues.
—Si antes de entrar en la biblioteca giras hacia la izquierda el túnel comenzara a bajar. Las dos primeras habitaciones que veas a la derecha son las nuestras habitaciones. Kitsu duerme al aire libre así que puedes quedar con la primera que hay a la izquierda, aquí tienes la llave. —Dijo Arini mientras se adentraban aun más en aquella cueva y le daba una negra y vieja llave a Ekito.
—Todas las habitaciones tienen oberturas que dan al prado o al mar para que la habitación este airada e iluminada durante el día. Para entrar en una de ellas de noche tendrás que usar una antorcha o magia según lo cansado que estés y si sabes utilizarla. —Continuó Iroki
—Pero, ¿vosotras sabéis usar la magia?—Exclamó intrigado Ekito.
Él sabía que tras la guerra de Wikio muy pocos humanos sabían manejar magia y muchos menos sabían dominarla fácilmente.
—Nosotras no sabemos —exclamó Arini divertida—pero creía que todos los inmortales sabían.
—Yo claro que se, —Dijo rápidamente Ekito entendiendo la indirecta—pero como lo habéis dicho sonaba como si la supierais usar desde hace años.
—Lo siento, pero como Kitsu no ha dejado de manejarla desde que llegamos, hablamos de ella con mucha facilidad. —Se excusó Iroki.
—Por cierto, ¿hace cuantos años llegasteis aquí? ¿Y quién os trajo?
Las caras de ambas gemelas se oscurecieron repentinamente.
—Vinimos hace 15 años, —Dijo Iroki con tristeza —nos trajo Kitsu cuando solo éramos unas niñas.
Antes de que Ekito pudiera preguntar algo más entró Kitsu en el túnel y mandó a las gemelas que hicieran la última patrulla del día. Las dos hermanas, a las que claramente no les gustaba el tema que había surgido, salieron corriendo a hacer la patrulla para dar por acabada la conversación. Como pronto anochecería Ekito decidió salir de la cueva y respirar otra vez el aire del exterior. Fuera encontró a Kitsu que miraba pensativamente el agua del lago que formaba la cascada. Antes de que Ekito pudiera hacer cualquier cosa, Kitsu le habló sin levantar la vista del lago.
— ¿Por qué sacaste ese tema? Ellas casi lo habían olvidado. Si no hubiera intervenido, probablemente habrían acabado muy deprimidas.
—Yo no sabía que ocurriría eso. Y, aparte, ¿por qué se han puesto así?
—Hace 16 años las montañas del norte de esta zona estaban protegidas por algo de los ataques del enemigo así que me dirigí allí para ver que o quien las protegía y dejaba que los humanos habitaran en ellas y para encontrar una gema mágica de comunicación. Tras unos días de búsqueda me di cuenta de que ese algo había desaparecido y que los poblados de los humanos habían empezado a ser atacados y cuando llegué al pueblo más cercano sólo pude salvar dos hermanas humanas que habían perdido a sus padres. Esas niñas eran Iroki y Arini. Tras dejarlas en un lugar seguro intente salvar el resto de aldeas pero llegué tarde, el enemigo las arrasó todas. Decidí cuidar yo a las niñas y educarlas para que se pudieran defender solas del enemigo. Cuando las traje aquí había pasado un año. Estos últimos años hemos estado patrullando un pequeño poblado que hay al este de aquí.
—Ah, vale, ahora entiendo porque se pusieron así. Me gustaría pedirles perdón. —Dijo Ekito un poco triste por la historia que acababa de oír.
Justo en ese momento, aparecieron las gemelas detrás de la cascada.
—Perdón concedido, gracias por las disculpas pero podrías tener un poco de sentido común y darte cuenta de lo que pasa sin que te lo digan. —Dijo Arini con desdén mientras iba hacia la cueva junto a Iroki.
—Y ve a la cocina si quieres cenar en algún momento, aunque solo hay frutas, algunas verduras, un poco de pan y carne reseca y hoy yo tengo bastante hambre—Dijo Arini mientras se burlaba de Ekito dando volteretas sin parar.
—Hey, eso no vale, yo también tengo hambre—Dijo Ekito corriendo tras ellas.
—Sí que vale, ademas, hoy no has trabajado…
“No lo entiendo, es verdad que no somos muy poderosos que digamos y aunque tendamos emboscadas no es para que sean tan débiles, ¿cómo es que han llevado a los humanos casi a la extinción?”
Esa pregunta no paraba de rondar por la cabeza de Ekito, que tampoco podia quitarse de la cabeza el rostro que tenia Kitsu mientras estaba en el bosque.
“¿Qué le pondría tan nerviosa? Parecía estar preocupada o triste, pero al salir del bosque ya no lo estaba y parecía que nunca había pasado nada. además se comporta de manera extraña, parece saberlo todo y no querer contar nada y esa mirada... Parecía tan trsite... ¿Qué le ocurrirá?”
-¡¡¡¡Ekitoooo!!!! ¡Qué haces ahí quieto!-llamó Iroki- Quedaste con mi hermana que esta guardia la harías en mi lugar, no hagas que Kitsu se enfade.
-Ya voy... ¿Cómo es que nunca te pones afónica con lo que gritas? Yo no podría soportar tal utilización de la voz.
-Eso es porque eres un debilucho-Respondió Iroki-¡Bajas o qué!
-¡Que sí, que sí! No podrías tener más paciencia.
-No-y le saca la lengua- si no vienes enseguida te quedas sin cenar.
-Puff...
Ekito salió de su habitación y se cruza con Kitsu.
-Ekito, me gustaría que esta noche hicieras una de las guardias conmigo, ¿te importa? Quiero enseñarte algo, para que seas más fuerte.
-No hay problema, hoy no estoy muy cansado.
-Díselo a las gemelas de mi parte, por favor.
-Claro.
-¡¡¡¡Ekitoooo!!!!
-No la hagas esperar.
-Adiós.
Ekito salió corriendo, pero sin parar de pensar que podría ser lo que Kitsu le quería enseñar.
-Ya era hora, tardón.
-Lo siento, estaba hablando con Kitsu.
-¿Que te ha dicho?
-Quiere que vaya de guardia con ella esta noche.
-Vale, se lo diré a mi hermana. Vamos, abre la puerta.
-De acuerdo.
La formula de apertura era bastante sencilla, por lo que a Ekito no le habría costado nada hacerlo si no hubiera estado despistado.
-¿¡Quieres hacerlo o no!? Estas en la luna.
-Perdón, no me pongas nervioso.
La compuerta se abre y Ekito y Arini se marchan, después se vuelva a cerrar. –
-Vaya chico más divertido, nunca dejará de sorprenderme.
-¿Que le vas ha enseñar?
-Has oído la conversación, ¿verdad? Nada, solamente la verdad...
Ekito volvió más tarde. En la guardia no habían encontrado a ningún enemigo, cosa muy extraña y además los animales parecían intranquilos.
“¿Qué estará sucediendo? Creo que algo va mal.”
Pensó Ekito antes de quedarse dormido. Soñó con mil cosas, que Kitsu era una fantasma, que la luna brillaba como el sol... Por alguna razón, todos esos sueños le hicieron sentir un profundo dolor en el corazón, impidiéndole volver a dormir antes del anochecer.
“¿Qué fueron esos sueños? Parecían tan reales...”
-¡Ekito! ¿Estás listo?-Dijo Kitsu a lo lejos.
-Sí, ahora voy.
Kitsu abrió con su magia la compuerta y juntos caminaron hacía el bosque.
-Te has preguntado porque siempre voy yo sola de noche, ¿verdad?
-Sí...
-La razón es muy simple, ahora la verás.
Al adentrarse en el bosque, a lo lejos se empiezó a ver un extraño brillo. Kitsu se dirigió hacía es e indica a Ekito que le siga sigilosamente. Al acercarse al brillo, Ekito vió que lo que brillaba eran unas personas que permanecían calladas y llorando y que atravesaban el bosque.
-¿Qué...?-Kitsu rápidamente le tapó la boca, pero ya era demasiado tarde y las personas se giraron. De repente, Ekito vio que las personas no tenían rostro y estas empezaron a atacar.
-¿Pero qué...?
-¡Ataca! Estas personas son los mismos enemigos a los que te enfrentas durante el día.-Dijo Kitsu y lanzó un hechizo protección-¡Sígueme!
-¿Por qué huimos?
-Ellos son fuertes ¿sabes? Solo quiero ganar un poco de tiempo.
-¿Para?
-Ya lo veras. ¿Ves ahora porque voy yo sola de noche?
-Si...siento haber sido n problema. ¿Que eran eso?
-Ya te lo he dicho, a lo mismo que te enfrentas durante el día.
-Pero, ¿eso qué es?
-Las almas atormentadas de las personas que murieron con remordimientos y cayeron en las manos de Nirak.
-¿Nirak?
-Es como llamo al demonio que causó todo esto. Ese no es su nombre verdadero, pero el real no lo conozco, así que le llamo así.
-¿El que causo todo esto...?
-Dirige todo esto, quiere acabar con toda la vida de este mundo para poder tener su propio cuerpo, solo absorbiendo la esencia de un mundo entero puede conseguirlo.
-Vaya...
La barrera del hechizo de protección comenzaba a desaparecer pero a la vez la luna salía de entre las montañas. De repente, Kitsu comenzó a brillar.
-Ya era hora...
-¿¡Qué es eso?!
-Un don que concedieron los dioses a mi familia por acabar con la anterior guerra- el cabello de Kitsu se volvió blanco y unas orejas y cola de zorro aparecieron en su cuerpo- el poder de semitransformarnos en zorros cuando luce la luna. Esto hace que nuestro poder se multiplique por cuatro y –juntó las manos y lanzó un rayo de luz- el poder de liberar las almas selladas.
-¡Oh!
-Por eso quería esperar y quería explicarte todo esto. Necesitaba que alguien lo supiera y sabía que podía confiar en ti.
-¿Por qué querías que alguien la supiera?
-No lo sé, simplemente necesitaba hacerlo -sonrió- ¿volvemos?
-Vale
“¿Que hará una humana tan lejos de las montañas donde se escoden ahora?”
De repente, notó una fría flecha en la nuca.
—No es muy aconsejable espiar, joven inmortal, y menos a simples humanos, pero te lo perdono hoy, pues estoy de buen humor. —Dijo una voz femenina detrás de él y la flecha se retiró.
Se giro sobresaltado. La dueña de la flecha era una muchacha de cabello castaño pálido y ojos del azul más claro posible. Era bastante alta y tenía una mirada tan pétrea que llegaba a dar miedo.
Cinco segundos después de las observaciones Ekito se vio arrastrado hasta el claro donde estaba la humana.
—Cuanto ha tardado, ¿dónde estaba? Le estaba esperando un buen rato. ¡¿Quién es ese?!—Dijo la humana.
— Un señorito que te estaba espiando, así que tienes que tener más cuidado. Y tú, —Dijo la desconocida girándose hacia Ekito— me vas a decir ahora mismo tus razones.
Ekito muy contrariado respondió inmediatamente:
—Soy Ekito, hijo de los señores de este bosque y no la espiaba, simplemente miraba si era un enemigo.
—Eso está mejor. Perdona no me he presentado, soy Kitsu, aunque puedes haber oído hablar de mi grupo “Estrellas de oscuridad”.
Si, Ekito había oído hablar de ese grupo, pues era muy conocido porque estaba formado por personas de distinta raza, aunque en estos momentos se decía que era solo una leyenda. Se estremeció, nunca había creído esa leyenda pero en ese momento solo la mirada de esa chica que decía llamarse Kitsu le haría creerse todas las leyendas de su familia y más. Kitsu continuó sin inmutarse.
—Pareces valiente, ¿quieres unirte a mi grupo? Así harás algo más útil que patrullar inútilmente el bosque.
Ekito dudó. Al fin y al cabo, no quería abandonar su tierra y menos aún, a su hermana. Pero sus ganas por aventuras y su deseo por proteger al mundo eran mucho más fuertes que todo eso así que al final respondió:
—Iré contigo, pero que sepas que no voy a acatar tus ordenes si no son razonables y que no pienso considerarte mi líder.
—Bienvenido al grupo, mi nombre es Iroki y como has notado soy humana.
—Me gusta esa actitud. En fin, vámonos. —Dijo secamente Kitsu.
—Pero ¿a dónde vamos? —Preguntó Ekito intrigado.
— ¿No lo sabes? Pues lo construyeron tus antepasados, aunque puede que tu familia lo haya olvidado. – dijo Kitsu con desdén—En fin, vámonos antes de que se haga de noche.
—Sí, vámonos de una vez, por favor. —Respondió la humana con entusiasmo.
Dicho esto Kitsu y la humana se dieron la vuelta y se dirigieron al este del bosque, es decir, hacia el mar.
Ekito estaba asombrado pues la humana y Kitsu recorrían el bosque como si lo conocieran de toda la vida y además cuanto más se alejaban del centro del bosque la cara de Kitsu se iba relajando. Cuando salieron del bosque casi parecía otra persona pero aun así su mirada seguía siendo severa. Asombrado se dio cuenta que se dirigían ahora hacia el norte, una zona en la que los libros de su familia decían que siempre había estado deshabitada.
Llegaron hasta un extraño cabo donde había una gran pared de roca.
Kitsu levantó la mano y la pared brilló y se abrió ante el sorprendido Ekito.
—Bienvenido a las Estrellas de Oscuridad. Espero que hagas un buen trabajo.
Tras la pared de roca se extendía un prado y al fondo había una gran cascada que formaba un reluciente lago. Entre unos árboles, apareció una muchacha humana muy parecida a la que acompañaba a Kitsu aunque ésta parecía aún más alegre y enérgica que la anterior.
—Kitsu, Iroki, por fin llegáis, pensaba que os habíais perdido, habíais sido devoradas por osos, os habíais caído por un acantilado…Pero ¿quién es ese? ¿Qué hace aquí?
—Este es Ekito, un inmortal de la familia del bosque Zul, se ha unido al grupo. Y además Arini, por favor, menos bromas ya sabes que la que se perdió y se cayó por el acantilado fuiste tú. —Respondió Iroki.
—Dejad de discutir, por favor.
—Ah, vale, mi nombre es Arini y como habrás notado soy la hermana gemela de Iroki.
—Voy a hacer una ronda por la playa norte. Id enseñándole el lugar. Volveré enseguida. —Dijo Kitsu antes de que Ekito pudiera preguntar algo.
—De acuerdo, pero no hace falta que traigas comida. —Dijeron las dos a coro.
Cuando Kitsu había vuelto a atravesar la pared de roca, ésta se cerró. Rápidamente las dos hermanas secascada.
“Bueno, las seguiré, al fin y al cabo, no tengo otra cosa que hacer“pensó Ekito mientras las humanas le explicaban los sistemas de patrullas.
—Cada persona hace cinco patrullas al día. Las patrullas diurnas se hacen por parejas normalmente formadas por Kitsu y una de nosotras. —Dijo Iroki.
—A veces las hacemos las dos juntas o, como ahora, sólo Kitsu. Las nocturnas las hace Kitsu sola ya que por alguna razón los enemigos son más fuertes durante la noche. Bueno, en realidad eso es lo que dice Kitsu cuando le preguntamos —Continuó explicando Arini.
—Ahora que has llegado tú supongo que esto cambiara un poco —Concluyó Iroki.
Las dos hermanas giraron hacia una abertura en la pared de roca. Cuando entraron, Iroki volvió a hablar.
—Si avanzas un poco y tuerces a la derecha encontraras a un lado la cocina y al otro la biblioteca. Atravesando la biblioteca llegaras a una habitación con varias estanterías con botes, unas tres camas y una obertura en el lado que da al mar. Esta habitación es la enfermería, la usamos pocas veces pero Kitsu la tiene llena de distintos potingues.
—Si antes de entrar en la biblioteca giras hacia la izquierda el túnel comenzara a bajar. Las dos primeras habitaciones que veas a la derecha son las nuestras habitaciones. Kitsu duerme al aire libre así que puedes quedar con la primera que hay a la izquierda, aquí tienes la llave. —Dijo Arini mientras se adentraban aun más en aquella cueva y le daba una negra y vieja llave a Ekito.
—Todas las habitaciones tienen oberturas que dan al prado o al mar para que la habitación este airada e iluminada durante el día. Para entrar en una de ellas de noche tendrás que usar una antorcha o magia según lo cansado que estés y si sabes utilizarla. —Continuó Iroki
—Pero, ¿vosotras sabéis usar la magia?—Exclamó intrigado Ekito.
Él sabía que tras la guerra de Wikio muy pocos humanos sabían manejar magia y muchos menos sabían dominarla fácilmente.
—Nosotras no sabemos —exclamó Arini divertida—pero creía que todos los inmortales sabían.
—Yo claro que se, —Dijo rápidamente Ekito entendiendo la indirecta—pero como lo habéis dicho sonaba como si la supierais usar desde hace años.
—Lo siento, pero como Kitsu no ha dejado de manejarla desde que llegamos, hablamos de ella con mucha facilidad. —Se excusó Iroki.
—Por cierto, ¿hace cuantos años llegasteis aquí? ¿Y quién os trajo?
Las caras de ambas gemelas se oscurecieron repentinamente.
—Vinimos hace 15 años, —Dijo Iroki con tristeza —nos trajo Kitsu cuando solo éramos unas niñas.
Antes de que Ekito pudiera preguntar algo más entró Kitsu en el túnel y mandó a las gemelas que hicieran la última patrulla del día. Las dos hermanas, a las que claramente no les gustaba el tema que había surgido, salieron corriendo a hacer la patrulla para dar por acabada la conversación. Como pronto anochecería Ekito decidió salir de la cueva y respirar otra vez el aire del exterior. Fuera encontró a Kitsu que miraba pensativamente el agua del lago que formaba la cascada. Antes de que Ekito pudiera hacer cualquier cosa, Kitsu le habló sin levantar la vista del lago.
— ¿Por qué sacaste ese tema? Ellas casi lo habían olvidado. Si no hubiera intervenido, probablemente habrían acabado muy deprimidas.
—Yo no sabía que ocurriría eso. Y, aparte, ¿por qué se han puesto así?
—Hace 16 años las montañas del norte de esta zona estaban protegidas por algo de los ataques del enemigo así que me dirigí allí para ver que o quien las protegía y dejaba que los humanos habitaran en ellas y para encontrar una gema mágica de comunicación. Tras unos días de búsqueda me di cuenta de que ese algo había desaparecido y que los poblados de los humanos habían empezado a ser atacados y cuando llegué al pueblo más cercano sólo pude salvar dos hermanas humanas que habían perdido a sus padres. Esas niñas eran Iroki y Arini. Tras dejarlas en un lugar seguro intente salvar el resto de aldeas pero llegué tarde, el enemigo las arrasó todas. Decidí cuidar yo a las niñas y educarlas para que se pudieran defender solas del enemigo. Cuando las traje aquí había pasado un año. Estos últimos años hemos estado patrullando un pequeño poblado que hay al este de aquí.
—Ah, vale, ahora entiendo porque se pusieron así. Me gustaría pedirles perdón. —Dijo Ekito un poco triste por la historia que acababa de oír.
Justo en ese momento, aparecieron las gemelas detrás de la cascada.
—Perdón concedido, gracias por las disculpas pero podrías tener un poco de sentido común y darte cuenta de lo que pasa sin que te lo digan. —Dijo Arini con desdén mientras iba hacia la cueva junto a Iroki.
—Y ve a la cocina si quieres cenar en algún momento, aunque solo hay frutas, algunas verduras, un poco de pan y carne reseca y hoy yo tengo bastante hambre—Dijo Arini mientras se burlaba de Ekito dando volteretas sin parar.
—Hey, eso no vale, yo también tengo hambre—Dijo Ekito corriendo tras ellas.
—Sí que vale, ademas, hoy no has trabajado…
Capítulo 2
-La primavera y el mundo nuevo –
Era el tercer día tras el extraño encuentro de Ekito con Kitsu y su vida en aquella especie de cráter, había tomado una rara normalidad. Todos los días, aparte de cazar alguna cosa y recolectar alguna baya, salía una o dos veces con una de las gemelas de la “guarida” a acabar con los enemigos. Estos, tal y como le habían narrado sus padres, eran unas oscuras sombras con una forma que no se asemejaba a la humana ni por asomo y que atacaban con extensiones de su propia sombra. Aunque algunos parecían poderosos, bastaba con hacer emboscadas o mostrar un poco de determinación y a los dos o tres golpes desaparecían.“No lo entiendo, es verdad que no somos muy poderosos que digamos y aunque tendamos emboscadas no es para que sean tan débiles, ¿cómo es que han llevado a los humanos casi a la extinción?”
Esa pregunta no paraba de rondar por la cabeza de Ekito, que tampoco podia quitarse de la cabeza el rostro que tenia Kitsu mientras estaba en el bosque.
“¿Qué le pondría tan nerviosa? Parecía estar preocupada o triste, pero al salir del bosque ya no lo estaba y parecía que nunca había pasado nada. además se comporta de manera extraña, parece saberlo todo y no querer contar nada y esa mirada... Parecía tan trsite... ¿Qué le ocurrirá?”
-¡¡¡¡Ekitoooo!!!! ¡Qué haces ahí quieto!-llamó Iroki- Quedaste con mi hermana que esta guardia la harías en mi lugar, no hagas que Kitsu se enfade.
-Ya voy... ¿Cómo es que nunca te pones afónica con lo que gritas? Yo no podría soportar tal utilización de la voz.
-Eso es porque eres un debilucho-Respondió Iroki-¡Bajas o qué!
-¡Que sí, que sí! No podrías tener más paciencia.
-No-y le saca la lengua- si no vienes enseguida te quedas sin cenar.
-Puff...
Ekito salió de su habitación y se cruza con Kitsu.
-Ekito, me gustaría que esta noche hicieras una de las guardias conmigo, ¿te importa? Quiero enseñarte algo, para que seas más fuerte.
-No hay problema, hoy no estoy muy cansado.
-Díselo a las gemelas de mi parte, por favor.
-Claro.
-¡¡¡¡Ekitoooo!!!!
-No la hagas esperar.
-Adiós.
Ekito salió corriendo, pero sin parar de pensar que podría ser lo que Kitsu le quería enseñar.
-Ya era hora, tardón.
-Lo siento, estaba hablando con Kitsu.
-¿Que te ha dicho?
-Quiere que vaya de guardia con ella esta noche.
-Vale, se lo diré a mi hermana. Vamos, abre la puerta.
-De acuerdo.
La formula de apertura era bastante sencilla, por lo que a Ekito no le habría costado nada hacerlo si no hubiera estado despistado.
-¿¡Quieres hacerlo o no!? Estas en la luna.
-Perdón, no me pongas nervioso.
La compuerta se abre y Ekito y Arini se marchan, después se vuelva a cerrar. –
-Vaya chico más divertido, nunca dejará de sorprenderme.
-¿Que le vas ha enseñar?
-Has oído la conversación, ¿verdad? Nada, solamente la verdad...
Ekito volvió más tarde. En la guardia no habían encontrado a ningún enemigo, cosa muy extraña y además los animales parecían intranquilos.
“¿Qué estará sucediendo? Creo que algo va mal.”
Pensó Ekito antes de quedarse dormido. Soñó con mil cosas, que Kitsu era una fantasma, que la luna brillaba como el sol... Por alguna razón, todos esos sueños le hicieron sentir un profundo dolor en el corazón, impidiéndole volver a dormir antes del anochecer.
“¿Qué fueron esos sueños? Parecían tan reales...”
-¡Ekito! ¿Estás listo?-Dijo Kitsu a lo lejos.
-Sí, ahora voy.
Kitsu abrió con su magia la compuerta y juntos caminaron hacía el bosque.
-Te has preguntado porque siempre voy yo sola de noche, ¿verdad?
-Sí...
-La razón es muy simple, ahora la verás.
Al adentrarse en el bosque, a lo lejos se empiezó a ver un extraño brillo. Kitsu se dirigió hacía es e indica a Ekito que le siga sigilosamente. Al acercarse al brillo, Ekito vió que lo que brillaba eran unas personas que permanecían calladas y llorando y que atravesaban el bosque.
-¿Qué...?-Kitsu rápidamente le tapó la boca, pero ya era demasiado tarde y las personas se giraron. De repente, Ekito vio que las personas no tenían rostro y estas empezaron a atacar.
-¿Pero qué...?
-¡Ataca! Estas personas son los mismos enemigos a los que te enfrentas durante el día.-Dijo Kitsu y lanzó un hechizo protección-¡Sígueme!
-¿Por qué huimos?
-Ellos son fuertes ¿sabes? Solo quiero ganar un poco de tiempo.
-¿Para?
-Ya lo veras. ¿Ves ahora porque voy yo sola de noche?
-Si...siento haber sido n problema. ¿Que eran eso?
-Ya te lo he dicho, a lo mismo que te enfrentas durante el día.
-Pero, ¿eso qué es?
-Las almas atormentadas de las personas que murieron con remordimientos y cayeron en las manos de Nirak.
-¿Nirak?
-Es como llamo al demonio que causó todo esto. Ese no es su nombre verdadero, pero el real no lo conozco, así que le llamo así.
-¿El que causo todo esto...?
-Dirige todo esto, quiere acabar con toda la vida de este mundo para poder tener su propio cuerpo, solo absorbiendo la esencia de un mundo entero puede conseguirlo.
-Vaya...
La barrera del hechizo de protección comenzaba a desaparecer pero a la vez la luna salía de entre las montañas. De repente, Kitsu comenzó a brillar.
-Ya era hora...
-¿¡Qué es eso?!
-Un don que concedieron los dioses a mi familia por acabar con la anterior guerra- el cabello de Kitsu se volvió blanco y unas orejas y cola de zorro aparecieron en su cuerpo- el poder de semitransformarnos en zorros cuando luce la luna. Esto hace que nuestro poder se multiplique por cuatro y –juntó las manos y lanzó un rayo de luz- el poder de liberar las almas selladas.
-¡Oh!
-Por eso quería esperar y quería explicarte todo esto. Necesitaba que alguien lo supiera y sabía que podía confiar en ti.
-¿Por qué querías que alguien la supiera?
-No lo sé, simplemente necesitaba hacerlo -sonrió- ¿volvemos?
-Vale
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